No tires la cáscara: convertila en abono para tu escuela

¿Sabías que una simple cáscara de banana o de manzana puede convertirse en abono para tus plantas? En lugar de tirarlas a la basura, podés transformarlas en vida. Sí, así como lo leés: las cáscaras son el primer paso para hablar de compost y de cómo cuidar el planeta desde la escuela

¿Qué es el compost y por qué es importante?

El compost es el resultado de un proceso natural: la descomposición de residuos orgánicos como cáscaras de frutas, restos de verduras, yerba mate usada, hojas secas, entre otros. Si se hace de manera correcta, estos residuos se convierten en tierra fértil y rica en nutrientes: una especie de «vitamina natural» para las plantas.

En vez de llenar tachos con basura que termina en un basural, podemos separar los residuos y generar compost:

  Reduce la cantidad de residuos que generamos. 

  Evita el uso de fertilizantes químicos. 

  Enriquece la tierra de las huertas escolares. 

  Enseña a las y los estudiantes que la naturaleza no desperdicia nada.

Pero… ¿qué residuos frutales sirven? Cáscaras de banana, manzana, pera, cítricos (en pequeñas cantidades). Pueden ser además semillas de frutas, restos de fruta en mal estado (sin cocer ni condimentar), yerba, té o café usado. ¡Ojo! No todo va al compost. Evitá poner cáscaras de cítricos en exceso, productos cocidos o carnes. Siempre es mejor mantener el compost equilibrado y ventilado.

¿Cómo trabajarlo con tus alumnos?

Te proponemos una actividad sencilla y potente: después del recreo o de un desayuno saludable en el aula, recolecten las cáscaras en un tacho especial. Al finalizar el día, revuelvan el compost todos juntos (una tarea que puede rotar semana a semana) y observen cómo, con el tiempo, se convierte en tierra.

💡 Sugerencia pedagógica: podés complementar esta actividad con contenidos de Ciencias Naturales, Educación Ambiental o Tecnología. También podés hacer germinadores con botellas recicladas y plantar ahí, con el compost producido, semillas de frutas que hayan consumido.

Una idea que florece

Cuando el compost esté listo, pueden usarlo en macetas, canteros o huertas escolares. Imaginá una vereda llena de flores que crecieron gracias a una cáscara de banana que no fue al tacho.

Con pequeñas acciones, podemos enseñar grandes valores: el respeto por la naturaleza, la responsabilidad ambiental y el trabajo colaborativo.

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