Los residuos que generamos año a año aumentan, las tendencias de “usar y tirar” se caracterizan en la sociedad de hoy. Todo ello provoca un aumento en la cantidad de residuos que contaminan nuestro entorno. En consecuencia, implementar la separación de residuos en la escuela, no sólo es un hábito ambiental necesario, sino también, una oportunidad para educar y fomentar una verdadera cultura de cuidado y responsabilidad desde las aulas.
¿Cuánto tardan los materiales en ser degradados?
La degradación de cada residuo es diferente, pero no excluyente; nuestro planeta tarda años es descomponer algunos residuos. Según la Guía de Residuos y Reciclaje de Fundación Regenerar en nuestro país se generan 1.03 kilos de residuo por habitante, por día. Todo ello resulta en una acumulación de 16.5 millones de toneladas de residuos por año. Sin embargo, no todo es color gris, nuestra industria nacional recupera el 10% convirtiéndolo en material reciclado.
Lo que tiramos dice mucho de nosotros. Lo que reciclamos, también.
Reciclar es más que separar: es hacernos cargo. En la escuela, cada papel que va al tacho correcto es una oportunidad de enseñar algo más profundo: que todo puede transformarse.
Las 3R son la base del reciclaje. Reducir, reutilizar y reciclar nuestros residuos es cuidar el planeta donde vivimos. Cuando lo hacemos, evitamos que se fabriquen nuevos productos desde cero, lo que genera un ahorro muy importante en el agua que tomamos, la energía que usamos y los minerales que se extraen del suelo, muchas veces de forma destructiva para los ecosistemas.
¿Cómo podemos reducir? La R más importante.
- Llevar botellas reutilizables en lugar de comprar botellas descartables.
- Usar viandas sin envoltorios plásticos, como frutas o envases reutilizables.
- Imprimir solo lo necesario. Usar pizarras, proyectores o cuadernos colectivos.
- Organizar días sin basura: recreos o meriendas donde se fomente traer todo sin descartables.
- Reemplazar los vasos, cubiertos y platos plásticos por materiales duraderos.
¿Cómo podemos reutilizar? Darle una nueva vida a lo que usamos.
- Usar cajas de cartón para hacer organizadores, maquetas o carteleras.
- Con botellas y envases plásticos para construir regaderas, macetas o ecoladrillos.
- Convertir frascos de vidrio o latas como portalápices, luminarias o pequeños semilleros.
- Utilizar los rollos de papel higiénico para hacer juegos didácticos, plantines o títeres.
- Aprovechar botones, tapas y tapitas para clasificaciones, juegos matemáticos o proyectos artísticos.
¿Cómo podemos reciclar? Transformar para volver a usar.
- Tener tachos diferenciados para papel/cartón, plásticos y residuos orgánicos.
- Enseñar qué materiales se pueden reciclar (y cuáles no).
- Armar campañas de recolección de tapitas, papel, cartón o botellas.
- Promover proyectos como botellas de amor (rellenas con plásticos de un solo uso) que luego se transforman en mobiliario urbano.
¿Y si lo aplicamos todos los días?
Las 3R no son solo una regla: son una forma de enseñar valores, hábitos sostenibles y compromiso ciudadano desde la escuela. ¡Y lo mejor es que no hace falta esperar a que llegue un camión de reciclaje!: todo puede empezar con un tacho, una cáscara y una decisión.
Te proponemos empezar desde la escuela.
Empezar por separar, por observar, por preguntar. Te proponemos que los residuos orgánicos —esas cáscaras y restos de frutas— no terminen en la basura, sino que se transformen en compost.
Un abono natural, hecho por ustedes mismos que puede alimentar algo más grande: su propia huerta escolar. Porque cuando los chicos y chicas ven que lo que antes era un desecho ahora sirve para hacer crecer algo, también entienden que todo puede transformarse. Y que cuidar el ambiente empieza por cosas simples, todos los días.